- Gonzalo Chávez, docente de Medicina Veterinaria en Universidad Santo Tomás sede Viña del Mar, explica que fue clave realizar una campaña educativa “que busca sensibilizar a las personas y no amenazarlas con un castigo”.
Más de cuatro meses han pasado desde que se cumpliera el “plaza fatal” para que los dueños de animales de compañía inscribieran a sus perros o gatos en el Registro Nacional de Mascotas. Un proceso que no ha estado ajeno a las polémicas, como la supuesta obligatoriedad de usar microchip o la amenaza de multas a quienes no cumplieran, pero que se vive con más tranquilidad de lo esperado. Así lo cree Gonzalo Chávez, académico de la carrera Medicina Veterinaria en Universidad Santo Tomás sede Viña del Mar y vicepresidente del comité permanente de tenencia responsable de mascotas del Colegio Médico Veterinario de Chile.
El profesional comenta que, de acuerdo a las cifras entregadas por la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere) del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, se han registrado más de 600 mil animales, cifra a la que hay que sumar otros 400 mil cuya solicitud de registro se encuentra en estado de revisión por parte de los municipios. “Si consideramos que las proyecciones dicen que en Chile hay un perro cada cinco personas, podríamos aventurar que un tercio del total ya pasó por este proceso. Pensando así, el registro ha sido muy exitoso”, dice.
“Yo prefiero verlo desde una perspectiva positiva y promisoria porque es una política pública nueva e inmadura. Además, implica un cambio cultural súper potente y difícil de concretar porque necesita inversión en educación, generar un poder de fiscalización que hoy no existe, y porque hubo que apelar a la autoconvicción para que la gente reaccionara”, explica.
Y aunque se temió que la población ignoraría el registro asumiendo que la fiscalización sería imposible, Chávez prefiere destacar que esa percepción al final no era tan fuerte. “Hay que reconocer que las universidades, los médicos veterinarios y varios otros profesionales amantes de los animales, además de las instituciones del Estado, han hecho una campaña educativa súper potente como para sensibilizar a la población respecto al tema y demostrar que el registro más que castigar o perseguir a los infractores, busca proteger a los animales y que la persona tenedora aprenda a hacerse responsable de su mascota”, opina.
“Se pensaba que el ciudadano común y corriente iba a reaccionar por el riesgo de sanción. La imagen que existía era ‘registro de mascotas es igual a sanción y a mayor cantidad de obligaciones’ y la gente no quiere más sanciones ni obligaciones. Creíamos que podía haber más temor y reticencia, así que intentamos que hicieran el registro por convicción, que la gente entendiera que hacerlo tiene una consecuencia real en el propio animal, que incluso le podemos salvar la vida a un animal por el solo hecho de estar identificado”, señala.
ERRORES Y CONFUSIONES
El académico de UST Viña del Mar reconoce que el proceso fue complejo y que efectivamente hubo confusión en la población, en especial respecto a la supuesta obligatoriedad del uso de microchip como único método de registro, dejando de lado la opción de dispositivos externos como collares y tatuajes. “Sí, efectivamente fue así. Creo que fue producto de la inexperiencia en el trabajo conjunto para llegar a acuerdos entre las distintas instituciones que estaban involucradas. Quizás faltó una mayor cantidad de conversaciones entre la Subdere y el Colegio Médico Veterinario y un rol más protagónico de las universidades, que fueron bastante pasivas en la toma de decisiones y en la generación de las propuestas”.
Un segundo conflicto dice relación con los otros requisitos para concretar el registro. “Hay gente que ‘chipeó’ a sus mascotas, pero no subió el registro a la plataforma porque eso implica aceptar definitivamente la responsabilidad. Además, era un proceso burocrático que -por más simple que sea- puede resultar complejo para una parte importante de la población”, piensa.
Tampoco se puede obviar que aparecieron portales web de nombre muy similar al oficial registratumascota.cl. “Bueno, las mismas empresas que proveen del chip tienen sus propios sistemas de registros, es cierto que eso se prestaba para confusión. Por lo mismo, el Colegio Médico Veterinario pretende que todos los médicos veterinarios puedan acceder a la base de datos del registro único de mascotas”.
Por último, Gonzalo Chávez comenta que la fiscalización no ha tenido un carácter sancionador, sino informativo. “Creo que en todo Chile se ha aplicado una sola multa. La recomendación directa que se entregó a los municipios es que no se multe o que las multas sean de cortesía, y que por ahora se trabaje en la sensibilización o socialización de la norma. La idea es no generar antipatía en la gente y arruinar este escenario tan favorable que se ha construido”, explica.
Y es que, de acuerdo a su opinión, el gran logro de estos meses es que “la gente le perdió el miedo al registro de mascotas. No existe la ley perfecta, eso es indiscutible, y en esta ley nueva hay mucho que mejorar, hay temas potentes que todavía están pendientes, pero no hay que desconocer todo lo que se ha avanzado. Ojalá que esto sea el primer paso para sensibilizar a la población respecto al bienestar animal y la bidireccionalidad que debe existir en los beneficios de la relación humano-animal”.
Be the first to write a comment.