Cuando solo tenía un mes de vida, la pequeña Michelle Parra Roblero y su hermana gemela sufrieron una neumonía grave que obligó a sus jóvenes padres a ingresarlas al Hospital Carlos Van Buren. A los 3 meses, su gemela falleció y la pequeña Michelle se aferró como pudo a la vida, pese a los adversos diagnósticos.

Desde entonces ya han pasado más de 12 meses y aunque la niña presenta un daño pulmonar crónico, ha evolucionado favorablemente, encontrándose en la actualidad en la Unidad de Cuidados Intermedios pediátricos del centro hospitalario y en condiciones de ser egresada en el corto plazo.

Sin embargo, la niña presenta condición de electro dependiente, lo que implica exigentes condiciones para que sea dada de alta.

Una casa

Si bien el alta es lo que más han esperado sus padres, la buena noticia se empaña debido a que dada la condición de salud de la niña – daño pulmonar crónico, ventilación mecánica crónica por traqueostomía, entre otras – la menor debe disponer de una habitación individual con condiciones aptas para el programa de ventilación domiciliaria AVI al que debe someterse. Y ese es precisamente el problema que aflige en especial a su madre.

“Nosotros vivimos en la casa de mi mamá como allegados. Somos tres: mi pareja, mi otra hija de tres años y yo. Los tres compartimos una pieza y no podemos recibir a la Michelle en la casa”, cuenta desesperanzada Hellen Roblero, de 19 años.

La joven madre explica que junto a su pareja cuentan con un pequeño ahorro para postular a un subsidio, pero saben que es insuficiente para acceder a una vivienda en el corto plazo.

“La niña lleva más de un año en el hospital. Lo que más queremos es llevarla a la casa. Ella es candidata al programa de ventilación domiciliaria AVI, pero ese programa exige determinadas condiciones en la vivienda. De partida una pieza para ella sola, piso flotante y paredes lavables, sin eso, no podemos”, precisa la joven.