Elisa Rojas, la doctora a cargo de la Unidad de Paciente Crítico Pediátrico del hospital Carlos Van Buren de Valparaíso, por un dictamen de la Contraloría, fue destituida el 25 de abril de su cargo y quedó con prohibición por cinco años de ejercer cargos públicos. Esto, por negarle una cama a la pequeña Amelia Jorquera que padecía neumonía.

Hoy a semanas de su destitución, cerca de mil médicos firmaron una carta en defensa de la profesional, donde apuntaron como responsable al sistema de salud público nacional.

En el comunicado, los médicos indicaron que si bien empatizan mucho con la famila de Amelia, la destitución de la doctora Elisa Rojas no sería la solución ante este terrible fallecimiento, porque “nuestro sistema de salud público es la gran falencia, no sus profesionales”.

En el documento firmado por una considerable cantidad de profesionales tanto de Valparaíso como del resto del país, señalaron que “las autoridades tienen el deber de investigar la cadena de acontecimientos que ocasionan este tipo de hechos, y no conformarse con cortar el hilo por lo más delgado”.

Esto es porque según explican, en la atención intervienen todo un equipo de profesionales y son necesarios insumos para ello, pero que no siempre están garantizados en los hospitales públicos: “Dependemos de muchos factores que incluyen el trabajo de enfermeras, kinesiólogos, matronas, técnicos paramédicos, auxiliares y diferentes unidades de apoyo, como laboratorio, imagenología e insumos que en muchas ocasiones carecemos”.

En este sentido, apuntaron a que se ven obligados a trasladar a pacientes a pesar de su gravedad, a pesar de que no quisieran tener que hacerlo: “Someten a los pacientes a tiempos de espera y distancias a recorrer desconocidas al momento de realizar la solicitud de cupos hacia otras instituciones públicas o privadas. Los médicos estamos agotados de continuar siendo expuestos a estos riesgos y carencias”.

Mientras que producto de esta crisis que ellos describen, estarían dando de baja únicamente a la doctora Elisa Rojas que también fue vetada de las clínicas privadas; sin pasar un mayor cuestionamiento o investigación por el hospital mismo o por el sistema de salud en general, que permite que pequeñas como Amelia terminen falleciendo por no tener garantizada su atención.

Sin embargo, cabe recordar a una semana de la muerte de la bebé de un año -ocurrida en julio del pasado-, a sus padres les habían dicho que efectivamente había una cama disponible; dando cuenta de una importante negligencia, puesto que la doctora les afirmó que no había cupo para ella a pesar de su grave estado de salud.