Fuente: Ministerio de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación
Una alianza de colaboración entre la Pontificia Universidad Católica, a través del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII), liderado por el Dr. Alexis Kalergis y la empresa biofarmacéutica china Sinovac Biotech Limitada, permitirá a Chile participar en los análisis de efectividad de la vacuna contra el COVID-19, lo que facilita el acceso de nuestro país a la vacuna. Señala la nota oficial del ministerio.
El ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Andrés Couve, destacó que este acuerdo se enmarca en la estrategia nacional para lograr el suministro oportuno y equitativo de una vacuna contra el COVID19 que lidera desde el Gobierno: “Este es un primer paso de un plan que consiste en seguir tempranamente desarrollos promisorios y establecer vínculos estratégicos para realizar ensayos clínicos en Chile. Hoy el Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia junto a la Universidad Católica cierran un acuerdo muy relevante gracias a la destacada trayectoria y experiencia con la que cuentan sus investigadores en este tipo de colaboración internacional”.
El académico de la Universidad Católica agrega que “la colaboración con grupos y organismos internacionales es clave, porque podemos conocer y acceder de primera fuente a los avances hechos por otros equipos. Adicionalmente, a nivel internacional se han emitido múltiples declaraciones relacionadas a la necesidad de liberar los derechos de propiedad intelectual y facilitar el licenciamiento de productos claves para abordar y posiblemente resolver a pandemia causada por Covid-19”.
Pioneros en la vacuna contra el H1N1
Fundado en 2001, el laboratorio SINOVAC -especialista en investigación, desarrollo, producción y comercialización de vacunas contra enfermedades infecciosas humanas- es uno de los cuatro laboratorios chinos autorizados para realizar ensayos clínicos que permitan un tratamiento de inmunización para proteger a la población del COVID-19.
En el año 2009, el gigante asiático se convirtió en el primero en el mundo en sacar al mercado una vacuna contra la gripe porcina H1N1.
Respecto a la vacuna contra COVID-19, en abril pasado Sinovac Biotech obtuvo resultados positivos con esta formulación en pruebas realizadas en monos y actualmente conduce estudios clínicos un gran número de participantes en China. En la medida que se esté demostrando su seguridad, la eficacia debe ser evaluada lo que permitiría avanzar en la materialización de la inmunización, es necesario realizar un ensayos de fase III en individuos susceptibles de contraer este virus.
Una vez terminadas las pruebas clínicas en humanos, Sinovac Biotech espera producir 100 millones de dosis al año para combatir el virus SARS-CoV-2, responsable de la enfermedad.
Trabajo colaborativo
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, OMS, la producción de una vacuna puede tomar entre 12 y 18 meses. Por lo que la investigación colaborativa resulta fundamental en todos los ámbitos.
“Es importante aclarar que, dada la gravedad de esta pandemia, la comunidad científica mundial está trabajando arduamente para combatir este virus. Por esto es muy importante trabajar en colaboración y que exista un desarrollo simultáneo de una alta cantidad de iniciativas. Esto nos permitirá tener mucha mayor probabilidad de obtener una o más vacunas que protejan a la población pronto”, enfatiza el Dr. Alexis Kalergis.
“En esta pandemia la colaboración de la comunidad científica ha sido clave para avanzar en la búsqueda de una alternativa que nos permita superar esta crisis de salud sin precedentes. Un ejemplo de esto es la OMS, que ha puesto en marcha un ensayo clínico denominado “Solidaridad” para acelerar el desarrollo de vacunas y tratamientos a que involucra a más de 90 países”, destaca el científico nacional.
Disponibilidad de Vacunas
“La situación actual en torno a la pandemia por COVID-19, tanto en el mundo como la región sin duda requiere de una vacuna como solución. La prevención es sin duda la mejor vía para minimizar la tasa de enfermedad y muertes producidas por SARS-CoV-2. Las vacunas son fáciles de aplicar y pueden proveer protección de larga duración. Lamentablemente, hasta ahora ninguna droga ha demostrado ser suficientemente efectiva como para garantizar la supervivencia de individuos con COVID-19 severa”, indica el Dr. Pablo González, académico tambien de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica e Investigador Asociado del IMII.
A su vez, la Dra. Susan Bueno, académica de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica e Investigadora Asociada del IMII señala que “Está en el interés de los países el poder evaluar de forma directa la efectividad de nuevas vacunas contra COVID-19 con el fin de determinar si estas formulaciones son efectivas en su población, a la vez que este tipo de estudios facilitaría el acceso oportuno a estas formulaciones”.
El Dr. Kalergis señala que son varias las casas de estudio internacionales que están enfocadas en el desarrollo de una vacuna, es el caso de la Universidad de Oxford, donde “se ha establecido un lineamiento para hacer disponibles los derechos de uso de la licencia de la potencial vacuna, de manera no exclusiva y libre de costo por el periodo de duración de la pandemia de acuerdo a lo definido por la OMS”.
Por otra parte, la Organización Mundial de Propiedad Intelectual en su declaración ‘Consideraciones en torno a la propiedad intelectual, la innovación, el acceso y la COVID-19’, indica que “entre las medidas normativas previstas en la legislación internacional y nacional de propiedad intelectual para hacer frente y mitigar las situaciones de emergencia y catástrofe, figuran las licencias obligatorias y las licencias de pleno derecho de tecnologías patentadas, incorporadas en material médico y medicamentos vitales; y la aplicación de excepciones en relación con las obras culturales y educativas para garantizar la disponibilidad de datos, información y conocimientos vitales para combatir el virus y contener su difusión, atenuar el sufrimiento humano que está causando y permitir que las instituciones afectadas, como las escuelas y las universidades, sigan cumpliendo su cometido a distancia o de manera virtual. Al aplicarse de manera selectiva y temporal, estas medidas pueden ser útiles o incluso fundamentales cuando sea evidente que existe una necesidad a la que se puede responder”.
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