Fuente: Soy Valparaíso
La Universidad de Valparaíso, en colaboración con los Ministerios de Educación y Defensa, la empresa Aceros AZA y la agencia La Familia, está diseñando una sala psicosocial innovadora que será construida con el acero fundido de más de 24 mil armas incautadas en 2024. Este proyecto será instalado en la escuela básica Tomás Vargas y Arcaya de Maipú y se enmarca dentro de un esfuerzo por transformar los elementos de destrucción en un espacio de apoyo y acogida para la comunidad.
El Presidente Gabriel Boric encabezó el proceso de destrucción de las armas, que incluyeron pistolas, revólveres, rifles y escopetas, entre otros elementos. “Esta sala debe ofrecer seguridad y tranquilidad para los usuarios, pero el hecho de transformar las armas que sirven para destrucción en la construcción de un espacio de acogida y de atención a las personas, tiene una fuerte carga simbólica”, comentó Mauricio Ortiz, arquitecto de la UV y encargado del diseño.
Ortiz, quien trabaja en el proyecto junto a un grupo de estudiantes en práctica, explicó que “se trata de una sala para siete personas, más un profesional, cuya superficie es de nueve metros cuadrados aproximadamente, con una planta de tres por tres”. Detalló que se optó por una estructura de doble envolvente, lo que asegura resistencia y confort térmico en el interior. “Le dimos una holgura vertical, ya que la planta debía ser pequeña; pensamos que la única posibilidad era darle cierta elegancia al espacio en la verticalidad”, añadió.
En cuanto a la experiencia de los estudiantes involucrados en el diseño, Luciano Novellino, alumno de arquitectura, destacó que “es motivador tomar estas armas que se funden y con eso armar un proyecto concreto, interesante, que permite jugar con la estructura, la atmósfera y los espacios”.
Por su parte, Génesis Jara expresó que le entusiasma la propuesta, ya que “quiere generar la idea de sentirse acogido y protegido, mediante una propuesta innovadora y diferente”.
A su vez, Nayerlin Gómez destacó la importancia del proceso.“Ha sido muy enriquecedor, porque cambia la forma típica de un taller que suele ser más exploratorio para pasar a un proyecto concreto, donde se ven presupuestos, materiales y las decisiones son reales”.
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