Chile es el tercer país que mejor les paga a sus senadores y diputados: después de Uruguay y Colombia, el Estado desembolsa un promedio de US$ 6.247 para sus legisladores. Un sueldo de privilegio que no recibe cualquier chileno.
Sin embargo, no son los más cumplidores en la principal labor que se les encarga: asistir a las sesiones del pleno y las comisiones en el Congreso.
El artículo 71 de la nueva Constitución castiga esta conducta, afirmando que de su dieta se les descontarán las inasistencia “injustificadas”.
“Los parlamentarios percibirán como única dieta por su labor parlamentaria la que determine la comisión a que se refiere el artículo 107, la que en ningún caso superará la percibida por un Ministro de Estado. Para su determinación, se considerará el buen uso de los recursos públicos y su proporción con las remuneraciones de otros cargos públicos o de representación popular similares. De esta dieta, se deducirán las inasistencias injustificadas a sesiones, de conformidad con la ley institucional respectiva”, afirma el texto.
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